*Lectura de tres minutos (To read in English, click here)
¡He estado furiosa en las últimas dos semanas! Asimismo, he tenido muy poca paciencia, me siento irritable, apenas duermo y básicamente, no he sido muy buena compañía estas semanas.
Todo esto es el resultado de un esteroide que empecé a tomar para disminuir una erupción provocada por hiedra venenosa que me dio hace unas semanas. La picazón y el malestar físico fueron demasiado y finalmente busqué alivio médico. Me recetaron prednisona, un esteroide, y aunque ciertamente me ha ayudado con el malestar físico, también ha tenido algunos efectos secundarios negativos que afectan mi estado de ánimo.
Cuando me acuesto por la noche tratando de conciliar el sueño, mi ansiedad se dispara y me invaden pensamientos que no cesan. A veces me siento abrumada y como en un callejón sin salida. Como si esos sentimientos no pudieran irse para ninguna parte y no hubiera nada que los hiciera disminuir o desaparecer. Me siento como si estuviera en un pozo de desesperación sin luz al final del túnel.
Antes vivía así con frecuencia, así que conozco bien el ciclo y los sentimientos, pero había olvidado lo fuerte que puede ser la sensación de desesperanza que a veces acompaña a la ansiedad e infelicidad profundas.
Agradezco que logro reconocer que lo que estoy experimentando es un efecto secundario de los esteroides y no el resultado de un ataque de ansiedad como he sufrido en el pasado, pero nada de eso hace que los pensamientos y sentimientos desaparezcan.
Así que, una tarde apliqué uno de mis mecanismos probados para lidiar con esta situación, salí a dar un largo paseo con mis perros. Sentí el sol en mi cara, inhalé y exhalé el aire fresco. Olí el césped y las flores. Sonreí a los vecinos y escuché uno de mis podcasts favoritos.
El podcast presentaba a dos mujeres que hablaban de la sensación de estar abrumadas y de la furia que sienten muchas mujeres al soportar gran parte de la carga de trabajo invisible que acompaña a los estereotipos femeninos tradicionales. Una de ellas dijo que dicho trabajo invisible la hace sentir llena de furia y con ganas de desahogarse con cualquier persona o situación que se le presente.
Pero se dio cuenta de que podía utilizar su furia para un cambio positivo. Dijo: “¡No se puede tener valor sin furia!” (You can’t have courage without rage “cou-RAGE”).
Así que intenté que mis pensamientos pasaran de la irritabilidad y la impaciencia generales a los cambios positivos.
Aproveché mi negatividad para tener el valor de dar un paso muy pequeño, pero un paso al fin y al cabo, para cambiar una parte de mi identidad a la que me había aferrado demasiado durante bastante tiempo.
Encontré el valor para tener una conversación difícil que había estado posponiendo. Fue complicada y, por desgracia, no tuvo el resultado que quería, pero dije mi verdad y me convertí en la prioridad.
También me sentí agradecida al saber que este período de dos semanas de irritabilidad y ansiedad no es una constante en mi vida, sino una fase como efecto secundario del medicamento. Este desequilibrio del estado de ánimo que estoy experimentando ahora tiene un final.
Así que transformé mi furia en valor. Hice limonada con los limones y traté de encontrar una manera de utilizar aquellos sentimientos problemáticos para bien. Me pregunto cómo puede hacer lo mismo en su vida.
Stevie Cromer es la Directora de Enriquecimiento Cultural de LUNA Language Services. Stevie proporciona regularmente contenido atractivo al equipo de LUNA para fomentar una cultura de cuidado dentro de nuestra propia familia en LUNA. Para obtener más sugerencias y recursos sobre cómo puede construir una cultura de cuidado en toda su organización, comuníquese con Stevie en stevie@LUNA360.com.