Creando una Cultura de Cuidado: encontrando a mi gente

Creando una Cultura de Cuidado: encontrando a mi gente

*Lectura de cuatro minutos (To read in English, click here)

No me preocupa si le agrado a la gente.  Me llevó hasta la edad madura de unos 40 años para entender  esto, pero no me preocupa.  Quiero, necesito y trabajo por el respeto mutuo y la amabilidad, pero no me preocupa si le gusto a otras personas o no.

Tampoco me agradan todas las personas.  Mi objetivo, de nuevo, es siempre tratar a todos con respeto mutuo y amabilidad, pero simplemente no me agradan todos. Algunas personas simplemente no son mi fuerte. Y desde luego yo tampoco soy del gusto de todos.

Cuando empecé a tratar de aceptar esta idea y encontrar la seguridad para no preocuparme por agradarle a la gente y que a mí no me agrade todo el mundo, fue muy difícil. Estaba muy acostumbrada a buscar una validación externa y luchaba por encontrar mi propio sentido de confianza y seguridad en mí misma.

Tuve que recordarme a mí misma regularmente que si a alguien no le agrado y si ellos no me agradan a mí, entonces simplemente no son “mi gente”. Una autora que sigo (Glennon Doyle) escribe a menudo sobre esta idea y leer sus palabras me ayudó a asumirlas por mí misma. Empecé a tratar de reconocer y ser consciente de cómo me sentía cuando salía de las conversaciones o interacciones con otros. ¿ Salía realizada y escuchada? ¿O  salía sintiéndome vacía y desconectada?  Si es lo último, es probable que no sean “mi gente”.

He comprobado que “mi gente” me entiende. “Mi gente” me amará y me apoyará de la manera en que necesito ser amada y apoyada.  Esto no significa que puedan leer mi mente y saber lo que necesito inherentemente, pero significa que cuando comunique efectivamente lo que necesito, se esforzarán por tratar de satisfacer esas necesidades.  Y a cambio yo hago lo mismo por ellos.

Una vez que pude identificar correctamente (y me sentí cómoda admitiéndolo) las relaciones con aquellos que no eran “mi gente”, aprendí a establecer límites en torno a estas relaciones. Esto me ayudó a apropiarme y a tomar un mejor control de mi responsabilidad en estas relaciones. Esto también significó, en última instancia, que algunas amistades de largo tiempo cambiaron o incluso terminaron, pero, a su vez, permitió que se desarrollaran relaciones más profundas y significativas con los demás.

Dejé de invertir energía en las relaciones que me desanimaban y me hacían sentir agotada y, en cambio, invertí energía en las relaciones que eran más satisfactorias y me impulsaban en la dirección que había fijado para mi vida.

A medida que continuaba clasificando las relaciones importantes de mi vida e identificando a “mi gente”, había una persona que era profundamente importante y sobresalía.  Una persona que realmente si me importaba si yo le agradaba al final del día. Una persona cuya opinión era de vital importancia para mi paz mental y para mantener el equilibrio en mi vida. Esa persona soy yo.

Puedo encontrar maneras de mantener y tener una relación saludable con todos aquellos con los que necesito tener una relación, me agraden o no. Pero no quiero sólo tener una relación conmigo misma. Quiero agradarme  a mí misma. Quiero sentirme orgullosa de mí misma. ¡Quiero AMARME!

Una pregunta que suelo hacerme cuando voy a dormir cada noche es: “¿Me siento orgullosa de la persona que fui hoy?” Pienso en si estoy tratando y amando a los demás como ellos quieren ser tratados y amados. Si la respuesta es cualquier cosa menos sí, es una señal de que necesito hacer una pausa y pensar realmente en lo que podría estar pasando y en otras opciones que pueda tener para seguir adelante.

Y como me importa más agradarme a mí misma que la aprobación de los demás, estoy dispuesta a arriesgarme a disgustar potencialmente a alguien con tal de ser fiel a mí misma. Esto significa que es más importante compartir externamente mis preocupaciones con las injusticias raciales en nuestro país que arriesgarme a crear una ruptura en una amistad. Significa pedirles a los extraños que usen una mascarilla y/o que se mantengan a una distancia de al menos  6 pies cuando estén en el supermercado durante la pandemia de COVID. Y también significa proteger ferozmente la salud física y emocional de mi familia de la manera que me parezca más segura, sin importar si los demás están de acuerdo o no.

Esto puede ser increíblemente difícil. Pero si pienso en la pregunta que me hago por la noche, me lleva fácilmente a la decisión que mejor me representa con menos preocupación por la aprobación de los demás. Esta es una forma de establecer límites en las relaciones.  Identificando lo que necesito hacer por mí misma y reconociendo que “mi gente” me ve, escucha y valora lo suficiente como para estar a mi lado con respeto y amabilidad, estén de acuerdo conmigo o no.

No podemos controlar si a otras personas les agradamos o no. Y a menudo cuando no le agradamos a la gente, es mucho más un reflejo de ellos mismos que cualquier cosa que hayamos dicho o hecho. Sin embargo, podemos controlar completamente cómo nos sentimos con nosotros mismos. Tenemos el control total de nuestros comportamientos y nuestras respuestas al comportamiento de los demás. Así que, ¿por qué no llenar nuestras propias copas con tanto amor y apoyo como sea posible?

¡Amarte a ti mismo es uno de los mayores regalos!

 

 Stevie Cromer es la Directora de Enriquecimiento Cultural de LUNA Language Services. Stevie proporciona regularmente contenido atractivo al equipo de LUNA para fomentar una cultura de cuidado dentro de nuestra propia familia en LUNA. Para obtener más sugerencias y recursos sobre cómo puede construir una cultura de cuidado en toda su organización, comuníquese con Stevie en stevie@LUNA360.com.