*Lectura de tres minutos (To read in English, click here)
¡Me encanta cortar el césped! En mi patio, toma unos 90 minutos de principio a fin y es un momento del día en el que puedo desconectarme. Suelo poner un pódcast, perderme en mis pensamientos y disfrutar del tiempo al aire libre.
También me encanta el aspecto que tiene mi jardín al terminar. En lugar de cortar el césped siempre en líneas rectas de arriba a abajo o de forma transversal, de vez en cuando incluso hago un patrón diagonal para darle un poco de estilo.
Al final, las líneas limpias y nítidas me hacen muy feliz. Me siento contenta y orgullosa cuando llego a la entrada de mi jardín y mi casa que se encuentran bien cuidados. Si soy sincera, un jardín y una casa cuidados me ayudan a presentarme ante el mundo exterior como una persona limpia, ordenada y con un buen rendimiento.
El césped puede crecer tan rápido en esta época del año que hay que cortarlo dos veces por semana para mantenerlo bajo control. La hierba simplemente crece tanto que, si espero a cortarla solo los fines de semana, se atasca mi cortacésped y puede desafilar la cuchilla.
Entonces, es aquí cuando incluyo a mis hijos en la actividad. Idearon un sistema en el que mi hijo mayor, Will, corta el césped del patio trasero (el área más grande), mientras que Charlie (mi hijo menor) corta el césped de la parte más amplia del patio delantero y Emily (la hija del medio) corta el césped del patio lateral menos amplio y recoge las cacas de perro. Suena justo, ¿verdad?
Pero algo surgió esta semana y Emily no pudo cortar el césped del área designada para ella. Así pues, los últimos días he tenido un patio de aspecto muy desigual con 2/3 cortados y 1/3 largo y desaliñado. El primer o segundo día me molestaba cada vez que llegaba a mi casa. Me sentí frustrada y ansiosa cuando noté el desequilibrio. Pero entonces recordé el Efecto del Hermoso Desorden.
El Efecto del Hermoso Desorden habla de que a la gente le gusta la vulnerabilidad. Afirma que a menudo tenemos una desconexión entre nuestra percepción de cómo la gente ve nuestras vulnerabilidades y cómo son percibidas.
Durante un estudio de investigación sobre el Efecto del Hermoso Desorden se les pidió a los participantes compartir situaciones difíciles con otras personas, como admitir errores o profesar sentimientos románticos hacia alguien. En el estudio se interrogó a los participantes acerca de los sentimientos experimentados al compartir dichos avatares de la vida y al ser ellos los que los escuchaban. Descubrieron que: “Incluso cuando estos ejemplos en cuanto a mostrar vulnerabilidad pueden sentirse a veces más como una debilidad desde el interior, nuestros hallazgos indican que, para otros, estos actos pueden parecer más como un valor desde el exterior”.
El desorden es hermoso. El desorden es honesto y vulnerable y, de hecho, atrae a los demás hacia nosotros mucho más que la perfección o lo que podemos tratar de presentar como perfección. Compartir nuestros desórdenes genera confianza. Es como una invitación a descubrir quién es realmente esa persona y a compartir su verdad a cambio.
En general, un patio desigual es la menor de mis vulnerabilidades e inseguridades (y créanme, tengo muchas). Sin embargo, sentí que era necesario esta semana recordarme a mí misma que incluso algo tan pequeño como un patio desnivelado (y la vulnerabilidad que podría sentir en consecuencia) puede crear conexión con los demás.
La gente se relaciona en el desorden. El desorden nos convierte en personas accesibles y reales. Nuestro desorden es lo que nos hace ser nosotros.
Stevie Cromer es la Directora de Enriquecimiento Cultural de LUNA Language Services. Stevie proporciona regularmente contenido atractivo al equipo de LUNA para fomentar una cultura de cuidado dentro de nuestra propia familia en LUNA. Para obtener más sugerencias y recursos sobre cómo puede construir una cultura de cuidado en toda su organización, comuníquese con Stevie en stevie@LUNA360.com.